“…Sentada en la mesa del convite de la boda de unos amigos, fijo la mirada en el plato , en las personas que me miran y me dan conversación, pero no miro a nadie ni a nada en concreto, mi mente está en otro sitio, y de repente, apareces tú por mi espalda, acercas tu boca a mi oído…
-Alex si es niño, Luna si es niña- me giro, te miro
-Me encantan- Hace unas horas que nos hemos enterado que dentro de mi está creciendo un bichillo, nuestro bichillo y ya tenemos nombre, y me encantan los dos…”
De eso hace ya 42 semanas, sí que te cuesta salir Luna, tengo tantas ganas de conocerte…hemos pasado tanto juntas en estas semanas…recuerdas cuando me diste aquellas pequeñas náuseas al principio del embarazo? Y tus primeras patadas? Me prepare un baño para los pies, me tumbe en la cama reposando mis pies en el mini jacuzzi, puse la música muy alta en el salón y cerré la puerta del dormitorio para tener “música de fondo”. Y mientras te acariciaba por encima de mi barriga tarareaba las canciones intercalando conversación contigo…era un momento tan bonito…y de repente…sentí unas cosquillitas, como unas pequeñas burbujitas que salían de muy dentro de mi hasta rozarme la piel por dentro, no quise moverme…los ojos como platos, abiertos de par en par, mi sonrisa congelada por no romper el hechizo del momento, la emoción…eres tu bombón…me estás hablando? Estas cantando? Eso…son pataditas? Es serio? Miro alrededor, buscando a tu padre, pero no, él no está, está trabajando…sería aún más mágico si él estuviera aquí con nosotras… Te acuerdas Luna de ese momento? Ha sido uno de los momentos más mágicos de mi vida, y tú eras la protagonista.
Y aquí me tienes, en la sala de espera del hospital, con la bolsa llena de tus trastos a mis pies, tu padre a mi lado, tus abuelos y tus yayos sentados también junto a nosotros. Sale una enfermera y dice varios nombres, el nombre de tu madre está entre ellos, ufff ya está princesa, dentro de poco voy a conocerte…el momento ya está aquí.
La enfermera nos acompaña a nuestras salas, tengo miedo, miedo al no saber qué va a pasar, a lo desconocido, llevas 42 semanas en mi interior, y parece que tú también tengas miedo del exterior, y por eso no has salido todavía. Sin contracciones y yo riéndome, como siempre que estoy nerviosa…la enfermera me acompaña a la sala de dilatación, no es nada del otro mundo, un cuarto blanco pequeño con una cama de hospital y un sillón al lado, una gran ventana, un monitor, que ya conozco, para que estén pendientes de ti, mi pequeño tesoro, y otra puerta que da a un baño. Parezco tranquila, pero no lo estoy, la enfermera me da un camisón abierto por detrás y me pide que me lo ponga…si, ya voy. Acabado el cambio de look me tumbo en la camilla y empieza el trasiego de cables…las “correas”. Ya monitorizada viene la doctora.
-A ver esta niña que hacemos con ella…- me dice en tono jocoso y distendido -mira, te voy a poner una especie de tirita.
-Oxitocina?- le pregunto.
- No, no, es otra cosa más suave que ponemos antes de la oxitocina para inducir el parto cuando llegas al tiempo límite, al final del día si tu pequeñaja sigue sin querer salir, te la quitamos, pasas la noche aquí y mañana por la mañana empezaríamos con la oxitocina. Mismo procedimiento que hoy, si siguiera sin querer salir, entraríamos en quirófano y te practicaríamos una cesárea, vale? Quieres epidural para el parto?.
-…Si…no… No lo sé… supongo que llegado el caso si me doliera mucho si, pero no sé si me va a doler tanto…
-Jajaja tu tranquila, la enfermera te va a dar unas hojas con la autorización para utilizar la epidural, aunque firmes la autorización no tienes por qué pedírnosla. Tranquila, todo va a ir bien.
-Gracias…- le sonrío, debo parecer tonta, todo esto es nuevo para mí.
La enfermera me da las famosas hojas de la autorización, y me pongo a rellenarlas, las firmo, se las doy, y me dice que me recueste y abra las piernas, me va aponer la “tirita” me da un poco la risa, estar ahí con las piernas abiertas y la mano de una señora rebuscando dentro de mí para dejarme un cuerpo extraño dentro, me vuelvo a reír pensando en la cantidad de manos que han pasado por mi vagina estos últimos 9 meses…y yo sin disfrutar ninguna de ellas!! Jajaja me vuelvo a descojonar, obviamente la enfermera me mira raro…
-Cuando estoy nerviosa me rio de todo, lo siento.. - Seré imbécil! Porque tengo que excusarme por reírme? Acaso es un crimen? Acaba, saca su mano de mi interior y me da un enema…vaya…en esto no había pensado, pero claro, es lógico, si tengo que empujar…que menos que estar del todo limpia, no? Me había depilado, pero no había caído en esto. Miro al papi, me devuelve la mirada y volvemos a reírnos.
Va pasando el tiempo, paseítos cortos, nada, sigo sin tener contracciones, de repente…me paro, uffff algo desde muy dentro empieza a invadirme, es como el dolor menstrual, no sé, igual eso es una contracción, aún no he tenido ninguna…aunque es leve, pero me ha cambiado la cara, no por el dolor en sí, que ha sido suave, sino porque si se supone que esto va a ir en aumento…madre mía la que me espera!
Pasa el tiempo, las contracciones van en aumento, ya no me rio, esto empieza a ponerse serio, me han vuelto a poner las correas, la enfermera se queda mirando cada poco tiempo mientras me explica que son cada cosa…”mira, esta es tu contracción, y esto es el latido de tu peque….”
Ahora es mi madre quien está a mi lado, y no para de mirar la pantalla…
-No se Isa, cuando acaba tu contracción, el latido del bebe no empieza enseguida, se queda como si no hubiera latido.- le digo que no se preocupe, que eso debe ser normal, la enfermera lo ha estado mirando y no ha dicho nada al respecto, no? Nosotras no somos médicos ni enfermeras…pero mi madre no se queda tranquila, bendita seas mami!! Y va en busca de la enfermera para comentárselo, ésta la mira mal, en plan…”mira ya está ésta aquí molestando…” pero al final le dice,
-Si usted se queda más tranquila, llamo a la doctora y que venga a ver el monitor…- y al poco tiempo llega la doctora, mira el monitor, está seria, mira las páginas ya impresas…se fija en mis contracciones y en los latidos del corazón de mi pequeña.
-Vamos a quitarle la tirita, parece que la niña no admite este producto…te explico, es normal que el latido se pare cuanto tú tienes una contracción, pero vuelve a latir de inmediato, en este caso, a tu hija le cuesta más tiempo del normal y eso no me gusta.
Al cabo de un tiempo me quitan la tirita… ale, otra mano en mi vagina…suma y sigue! Pero mis contracciones ya no paran, estoy dilatando, ya estoy de tres me dice la matrona, pero el corazón de mi pequeña sigue reaccionando igual, estoy cada vez más asustada. La ginecóloga vuelve a mirarlo todo.
-Vamos a ponerte la oxitocina a ver si se relaja y su corazón late como tiene que latir.
Son las dos de la tarde, tengo hambre, pero el miedo por ella es superior al dolor, a mi estómago vacío y a todo, pero no, aunque esté asustada y nerviosa, por primera vez en mi vida no tengo ganas de reírme…
Me cogen una vía y me ponen la oxitocina, al mismo tiempo la doctora ha dejado dicho que me rompan las aguas, para ayudar a que baje antes…eso es…otra mano en mi vagina, esto parece un baño público…me rompen las aguas, apenas salen 3 o 4 gotas de mi interior. La oxitocina empieza a hacer efecto, joder, entre contracción y contracción a mi cuerpo no le da tiempo a descansar, y los dolores de las contracciones ya no tienen nada que ver con los dolores menstruales, no puedo ni quiero hablar, solo cierro los ojos con fuerza, mientras necesito aferrarme a algo con mis manos y apretar fuerte, muy fuerte, las manos se me están empezando a cansar del esfuerzo, pero esto no para, mi cuerpo empieza a estar cansado, y esto sólo es el principio!
La doctora vuelve a venir.
-Esto no mejora - Toma la decisión rápidamente, quizá ya la tenía tomada desde hace ya un tiempo, no lo sé… -Quitarle la oxitocina, preparar el quirófano, subir a la niña si ya está empujando, cesárea de urgencia.
-QUE? - es lo único que consigo pensar…DE URGENCIA?? Mis nervios estallan de golpe, rompiendo los lagrimales para llenarme la cara…estoy llorando…mi niña…que no le pase nada…un cantidad de gente exagerada entra en el cuarto (con el tiempo me dirían que sólo eran dos personas, pero que queréis que os diga, a mí me pareció un ejército de personas…), y otra mano en mi vagina, esta vez enterita para empujar al bebe otra vez hacia el útero…chillo…me hace daño, ha metido toda la mano dentro? Estamos locos?
Me llevan en la camilla hacia dentro…tengo tanto miedo…
-¿No puede entrar nadie conmigo?
-No cariño, es una operación, nadie puede acompañarte al quirófano.
Miro a mi madre, me sonríe, menos mal la última cara de alguien conocido antes de meterme en el quirófano…mi madre…y sonriéndome…¿que haría yo sin ti? Gracias por la sonrisa, gracias por el apoyo, gracias, no podría tener una madre mejor le grito para mis adentros, las puertas se cierran, la camilla se gira, ya está colocada en su sitio, debajo de una lámpara de esas que vi por última vez hace unos años, cuando me operaron por segunda vez de la rodilla. Mi cabeza no para de girar y mis ojos curiosos y asustados miran hacia todas partes, todos se preparan para la cesárea…de urgencia, eso es lo que me asusta, me dan un cuarto de vuelta, posición fetal.
-No te muevas cariño, es importante que te quedes quieta. - un pinchazo…joder, como duele! “No te muevas Isa, tu quietecita…todo acabará en un ratito” me digo a misma, me vuelven a poner en la posición inicial, me cogen los brazos, los colocan en cruz a ambos lados, y los atan. Mis nervios y acojone van en aumento…al poco rato alguien me pellizca detrás de la rodilla.
-¡Oye! ¿Porque me tienes que pellizcar? -Le suelto. Ni siquiera me mira, solo abre la boca y vocaliza
-Que no le hace efecto! No podemos abrirle!
Y eso me pone más nerviosa aún…y a mi nerviosa, la anestesia no me hace efecto.
-¿No lo has notado ahora?
-El que? - respondo yo.
-Ya está chicos, ya podemos abrir.
Una manta verde me impide ver lo que está sucediendo, pero noto perfectamente como algo se desliza por mi piel, a la altura justa donde suelen estar las cicatrices de las cesáreas, seguidamente noto como se mueve todo mi interior, alguien tira…la sensación es como si estuvieran estirando tus tripas y las estuvieran sacando, además no es precisamente suave, es como si dieran tirones, y yo solo puedo chillar…qué coño hacen? Mis nervios me juegan malas pasadas…y de repente…tu, Luna…rompes a llorar, y yo dejo de chillar para imitarte, pero en silencio, necesito seguir escuchándote…Luna…
-Si, tranquila está todo bien, enseguida te la llevamos.
-Gracias… - me relajo de golpe y sin saber cómo ni pensarlo me sale un “a ver cómo me vais a coser, que querré ir a la playa, dejarme la cicatriz lo más mona posible, eh?” y el quirófano rompe a reír…esa soy yo…dando la nota donde quiera que vaya.
Por fin… te traen conmigo, me desatan una mano y te ponen en mi pecho, te acaricio, mientras las lágrimas me nublan los ojos, abres los tuyos me miras…”Hola Luna, soy mami…” Como puedo quererte ya tantísimo pequeñaja? Ahí estás mirándome, que bonita eres, preciosa, imposible describir los sentimientos que me invaden, no existen palabras…en ese momento ya solo te presto atención a ti.
Y ahora sí, mi cuerpo se relaja totalmente, mis ojos se cierran con tu carita en mi retina… ahora me toca descansar un ratito soñándote princesa…
He acabado el relato con los ojos llenos de lágrimas.
ResponderEliminarQué bonito!!!
Como has expresado los sentimientos...ufff!!!
Me has dejado sin palabras :)
Muchisimas gracias!! Nada que no haya sentido cualquier mami ese día en concreto...hormonas, sentimientos, pensamientos...revolución en estado puro 😉
EliminarQué bonito!!! Se me han saltado las lágrimas. Me ha encantado :)
ResponderEliminarMuchísimas gracias Araceli!! 😘
EliminarPrecioso relato como siempre....es bonito recordar esos momentos que en que los han formado parte de ti durante un tiempo...
ResponderEliminarMuchas gracias Eire, esos momentos siempre formarán parte de nosotras, por mucho miedo, complicaciones, dolor que hayamos podido sufrir, nos quedamos siempre con el momento de tener a nuestros peques en nuestros brazos, por la primera vez que les hablamos mirándoles cara a cara, por nuestro primer contacto físico y visual con ellos fuera de nosotras...y nunca, nunca se olvida...
EliminarYo que he parido a mis 3 hijos por cesarea... me ha hecho recordar todos los miedo e inseguridades que pasé hasta que los tuve en brazos...
ResponderEliminarEs precioso este relato, ya sabes que me ha encantado Isa.
<3 <3
Miedo por ellos y por nosotras mismas...te dejan "sola" en el quirófano...y te asustas, mucho, por no saber. La segunda lo llevas mejor, pero el miedo también se apodera de ti...Gracias por tus palabras preciosa 😘
EliminarUff lo que me has hecho llorar y anhelar este momento ....
ResponderEliminargracias
Este momento es totalmente diferente en cada persona...y en cada parto! Y es imposible describir con exactitud todo lo que llevas dentro...pero el miedo, los nervios, y las ganas de ver a tu bebé es lo que más recuerdo...hace ya 11 años de ese día...
Eliminarhola,
ResponderEliminarque relato mas bonito y mas intenso has escrito. Mis hijos son de partos naturales y no tuve ningun problema, pero mi sobri nos pego un susto tremendo y no lo pudimos ver en 16 horas, ni siquiera mi hermana... me has puesto los pelos de punta
besitos y gracias por compartir todos tus sentimientos que has puesto en este escrito. Muaks
Me alegro que todo quedara en un susto, la verdad es que las complicaciones que tuve con mi guerrera no fueron tan importantes, pero el miedo que te genera hace que parezca más...Me alegra que te haya gustado 😊
ResponderEliminarEspectacular Isa... Tengo los ojos llenos de lágrimas, la piel erizada por los recuerdos y una sonrisa en los labios. Sólo quien ha sido madre puede comprender la soledad y el vacio que se siente cuando nuestros hijos abandonan nuestro cuerpo, y las penurias que algunas con partos "complicados" hemos tenido que llevar... Una vez más gratamente satisfecha por tu relato y deseosa de seguir leyéndote. Un besazo..!!
ResponderEliminarGracias preciosa...cada embarazo, cada parto es una historia totalmente diferente...la cabeza nos va a mil...podemos ir de un extremo a otro, pensar en cuidado con mi peque, que no le pase nada y por otra parte...no me hagáis daño a mi. Pensar en si tiene todos los deditos, si respira bien, si todo está bien y al mismo tiempo estar pensando en decirle al papi que se acuerde comprar cervezas y picoteo para las visitas y que limpie la casa... Así somos de locas en esos momentos...hormonas andantes 😉
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