Frío. Sentados en lo alto de las gradas, te afanas en explicarme las normas del juego, interrumpiendote a ti mismo en cada mal pase, jugada o mal arbitraje, para, dando algunas voces dejar tu criterio claro. Pero ni una mala palabra, al revés, calmas los ánimos del personal que nos rodea e increpa tanto a algunos jugadores como al árbitro. Te pregunto sobre el juego que se desarrolla, intentas solucionar mis dudas de la forma más simple que conoces, a sabiendas que tampoco voy a entenderlo. Si fuera baloncesto, no haría falta que me explicaras tanto, fuí jugadora hace años, mejor o peor, jugadora al fin y al cabo.
Tu mirada está fija en el juego, no se te escapa ni siquiera un solo gesto de tus chicos, aunque de vez en cuando una mirada furtiva se te desvíe hacia mi, acompañada de una sonrisa.
Si, es cierto, cuando todos miran hacia el lado contrario donde estamos nosotros sentados, te giras rápidamente para robarme un beso. Bromeamos. Me recuerdas a un quinceañero que no quiere que sus padres le pillen besando a la chica que le gusta, me divierte.
Y yo te pregunto, ¿jugamos al rugby? Si, tú y yo. Pero voy a cambiar algunas normas, o al menos algunos conceptos.
Jugaremos para llevar la pelota, en este caso cambio "pelota" por "nosotros", más allá de la línea de meta, vuelvo a hacer modificaciones, y hablo de la línea del horizonte.
Caminaremos, que no correremos, uno al lado del otro pasándonos ese nosotros. Si, para avanzar en el rugby toca lanzar ese nosotros hacia atrás, y lo haremos, para seguir afianzando nuestras posiciones frente a los obstáculos que nos vayamos encontrando. En algún momento patearemos ese nosotros para progresar en nuestra relación más rápidamente, pero solo cuando la locura nos llene a ambos y corramos de la mano para poder recoger ese nosotros con cariño, sonrisas y caricias.
El resto del equipo... obviamente tres de esos jugadores son tres preciosas guerreras que ya están en nuestras vidas, a las cuales les enseñaremos el respeto ajeno y el juego en equipo.
Es posible que en algún momento nos quiten ese nosotros; cuando eso suceda nos apoyaremos en el otro resto del equipo y que tan importante: familia y amigos.
Es la mejor forma de ir avanzando hacia el horizonte, marcando puntos para ir ganando el partido de nuestras vidas.
Seremos pilares, talonadores y segundas líneas, apoyándonos el uno en el otro cada vez que lo necesitemos.
Nos convertiremos en flankers, pero utilizando la fuerza mental y no la física; medio melé, tomando decisiones cuando haga falta.
Apertura; alas; centros, para romper defensas y afianzar posiciones.
Zagueros o incluso llegaremos a ser el 8.
Defenderemos las entradas de los posibles equipos contrarios, atacaremos, crearemos espacios, los nuestros, para llenarlos de momentos.
Lo sé, poco a poco, solo te pido comenzar a jugar de la mano, aprender las normas juntos, y ver cómo se nos da este deporte.
¿Jugamos?
Ohhhh esta vez me ha llegado al corazón. Que belleza
ResponderEliminarGracias 😊. Es bueno no dejar de aprender... 😉
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